El análisis histórico es inseparable de la reflexión sobre problemas de método, de técnica y de interpretación. De manera estricta el análisis histórico es inseparable del trabajo de orden epistemológico. Una mala tradición que los historiadores han aceptado de manera pasiva quiere que haya de un lado practicantes del oficio que, ocupados en el trabajo de archivo, no reflexionen sobre su práctica ni sobre el producto de lo que hacen, en tanto resultado de conocimientos, y que del otro lado se encuentra la sabiduría diletante de quienes desde afuera del trabajo.
Casi siempre amparados en lo que con bastante desorientación llaman teoría, se erigen como un tribunal que juzga los resultados de un oficio del que desconocen todo, pero cuyo sentido y función piensa comprender amparados en alguna fórmula de simple apariencia filosófica sobre los hechos, lo real, el tiempo, la memoria, Recordar en el oficio de las perspectivas teóricas y de los dispositivos prácticos en que se concretan y examinar un momento de la relación entre el análisis histórico y las ciencias son los propósitos mayores de estos ensayos, escritos por un practicante del oficio que sabe que sin el recurso a la teoría la disciplina no avanza, pero comprende que antes que una nueva teoría -¿otra más?- necesitamos transformar nuestra relación con la teoría.?