En toda la historia del gallinero, no se había visto nunca algo así. ¿Quién hubiera imaginado que un pollito pudiera hablar tanto? Del autor de ¡Qué hambre la del hombrecito! El ingenio del autor quien, recurriendo a la manera de las fábulas en las que se adjudica a los animales conductas humanas, cuenta una historia narrada e ilustrada de manera ingeniosa y graciosa, a través de cuya lectura los primeros lectores aprenderán a apreciar el valor de la palabra y de la libertad de expresión, a la que todos tenemos derecho. Como en muchos otros títulos infantiles de esta editorial, la historia está concebida de manera que, a partir de una lectura lúdica y sin afanes maniqueos se inculque en el primer lector una serie de valores que contribuyen a la formación de su carácter.