Este monólogo es la conferencia de un bibliotecario que, de entrada, anuncia que ha perdido los papeles, la compostura, y quizá advierte que con todo esto ha extraviado el guión de su vida. Su intención es disertar sobre la lluvia, pero sus palabras se disgregan y revelan el mecanismo que encadena sus reflexiones; nos dice que la conferencia es un 'género menor' pero necesario, pues ejercitar el pensamiento en público permite llegar a lugares de difícil acceso para quien reflexiona en soledad.