En los cinco relatos que componen Día franco hay una figura constante: perros que acompañan a los protagonistas a lo largo de sus muchas derrotas cotidianas. Por momentos se resignan al papel de fieles compañeros que le han atribuido los humanos, otras veces actúan como instigadores de auténticos motines. Curiel Rivera presenta historias de hombres y mujeres sumidos en la edad pantanosa de la madurez, individuos que pretenden tomar las riendas de las circunstancias hasta que éstas los hacen sus víctimas. Personajes rodeados en mayor o menor medida por esos animales que, como en la vida misma, a veces parecen surgir de la nada, colman la rutina con su presencia, van y vienen de todas las formas, tamaños y colores.