El profesional ya no puede ser visto -si es que alguna vez lo fue- como una persona que sólo aplica los conocimientos adquiridos durante su etapa de estudiante. En vez de eso, debe percibírsele como un especialista que resuelve problemas, para lo cual necesita ciertos conocimientos pero sin restringirse a ellos, de manera que debe abrirse a nuevos saeres para no correr el riesgo de caer en la obsolescencia y, dicho sea de paso, en la incapacidad para resolver los problemas que se le presenten.