Francisco Pizarro despierta en la mañana de su muerte y recuerda: su infancia en Extremadura, la isla del Gallo, la captura de Atahualpa, la rebelión de Manco Inca, el oro del Perú, la ambición de los conquistadores. Es un contrapunto entre el pasado y el presente. De Pizarro, el marqués, pasamos a Pizarro, el conquistador, y luego al marqués, y así sucesivamente. Es un viaje en el mundo de la memoria, una novela que muestra bajo una nueva luz la historia de América y la fundación de un continente mestizo.