Será acaso cierto lo que sostiene la amiga aquélla según la cual sólo cabría seguir al Bergounioux de los dos textos extraordinarios que contiene el presente volumen -La huella (2007) y Puntos cardinales (1995)- previo un entendimiento cabal de Descartes y de Hegel. Pero también que su prosa bruñida y pulcra, una de las voces más genuinas de la literatura francesa actual, expresa de forma transparente un desnudamiento esencial que enfrenta sin reparo los miedos y las certidumbres: trabajo, arraigo, conciencia de la vulnerabilidad. Por los territorios de Gracq, de Proust o de Torga.