El libro: Lo que tu cuerpo me provoca (2) es un gozo para el lector en todos los aspectos, pero sobre todo, el saber que ella goza de la vida nos hace quererla aún más, porque como en todo lo que hace, se convierte en maestra de los demás.
Así, independientemente del evidente valor literario del libro, el punto más importante de esta nueva obra poética, es que la autora nos ofrece el gozo del sexo, del intercambio de caricias, de la aceptación del placer que pueden darse dos personas adultas, sin culpa, bien aceptadas y además, cantadas en poesía. Parecería algo más que evidente, pero es algo que a veces olvidamos y muchas mujeres, acostumbradas al maltrato en sus vidas, también tienen que volver a abrir el corazón y los brazos al buen trato que Ethel Krauze nos retrata en sus poemas.
Su poesía erótica, por otra parte, nunca cruza el límite entre lo vulgar y lo elegante y no por eso pierde el ritmo intenso y constante, característico de su poesía. Encontramos cadencia, ritmo y rimas internas aderezadas con hormonas en muy buen estado de salud.
Dentro de la tradición poética universal, el erotismo es una constante tempranísima. No sólo en la Biblia, también en la poesía anónima egipcia se adivina la misma prisa de los amantes por estar juntos y el mismo desencanto al estar separados.