Los legionarios de Cristo es una congregación ultraconservadora que ha sabido tejer un poderoso entramado político y económico gracias al incuestionable apoyo del Vaticano, tanto bajo Juan Pablo II, como de su sucesor Benedicto XVI. Fundada por el sacerdote mexicano Marcial Maciel en 1941, la orden cuenta con valiosos aliados entre el cardenalato, un ejército de 600 sacerdotes, unos tres mil seminaristas y tiende sus ramificaciones en una veintena de países. Su sede oficial está en Roma, y hace unos pocos meses renunció su mentor aduciendo razones de edad, pero lo cierto es que desde hace ya una década es acosado por una seguidilla de escándalos sexuales: decenas de ex sacerdotes lo denunciaron por abuso de menores entre los años 50 y 70.
El autor, periodista madrileño, redactor jefe de la sección Nacional de la Agencia EFE, sigue los pasos de Maciel desde hace varios años. En 2002 publicó su primer trabajo sobre el tema: Los legionarios de Cristo, el nuevo ejército del Papa. En este segundo trabajo analiza los documentos secretos constitutivos y reglamentarios de esta secta poderosa y millonaria. De escritura ágil y precisa, el libro se hace fuerte cuando desmenuza las armas secretas de la congregación: la discreción, la obediencia ciega y la propaganda. También se destacan las contradicciones entre los reglamentos internos y los derechos individuales, y aquellas páginas que desentrañan la estrategia de la orden de enquistarse en las elites sociales. Pero, obviamente, el capítulo más impactante es aquel en el que se detallan todos los casos de pederastía. Un libro necesario para, al menos, echar un vistazo sobre los secretos mejor guardados de esta poderosa congregación.