Este libro trata del cuerpo de las limeñas y limeños en el siglo XIX. De cuáles eran los ritos de su cuidado y cuáles las reglas que normaban su exhibición en situaciones tan distintas, como un baño en la playa, una fiesta social, recibir a unos amigos en el salón de la casa, o recogerse dentro del dormitorio conyugal. A través de este enfoque, Alicia del Aguila replantea muchas ideas sobre la historia social de la capital de la república en una época clave de su formación. De acuerdo a la interpretación de la autora, después de la independencia, la sociedad limeña habría pasado por un proceso de «disciplinamiento», que, por ejemplo, domesticó a las «tapadas» y replegó a los sectores populares de las esferas simbólicas del poder.
Olores, maquillajes, vestidos, los propios límites del movimiento de los cuerpos en las plazas o en las fiestas, están vinculados a normas sociales. Al referirse a los cambios en ellas, este libro da cuenta decómo se transforma una sociedad; en este caso, la sociedad limeña de nuestros antepasados.