Estudia su poesía desde el libro inicial, Ecos del alma, 1911, hasta los Últimos poemas, 1948, y no hay folleto, detalle, pequeña publicación o dato bibliográfico que se le escape. Las citas abundantes, las indicaciones minuciosas, la descripción fiel y objetiva permitirán a los estudiosos formarse una idea completa del asunto y juzgarlo por su cuenta. En este sentido, la obra de Cedomil Goic no merece sino elogios, y su memoria constituye un valioso aporte a la historia de la literatura chilena del presente siglo, en el cual Vicente Huidobro pone una nota vibrante.