Cuando escribe Por una causa justa, Grossman es un hombre destruido por la guerra. Su hijo ha muerto en el frente y su madre ha sido asesinada en el gueto. Publicada finalmente en 1952, la novela transcurre durante el primer año de la entrada de las tropas nazis en el territorio soviético. Sus personajes principales componen un mosaico de lo que era la sociedad soviética del momento. El fanático Abarchuk, el comisario Krímov, el viejo marxista Mostovskói, el científico Shtrum, el coronel Nóvikov, y Aleksandra Sháposhnikova, cuya vitalidad triunfará sobre el mal y la muerte, se interrogan sobre la viabilidad del comunismo y el porqué del fascismo mientras luchan por sobrevivir a los horrores de la guerra. Como en Vida y destino, también aquí, a pesar de la muerte, de los lamentos de los heridos, de las mentiras y las traiciones, Grossman llena su mundo de dicha y bondad, porque, como dice él mismo, «el mal permanece imperturbable desde que el mundo es mundo pero por doquier crece la bondad como se expande el grano de mostaza».