La poesía de Michael Hulse tiene una precisión escalofriante, furiosa. En sus poemas todo está en su sitio, todo está dicho como debe ser escrito. Entre el lenguaje y la imagen del mundo hay un acuerdo temible. Esta forma de escribir, que mucho tiene de rigor clásico, es al mismo tiempo una capacidad sorprendente de experimentar, no sólo con las palabras, sino en la verdad/mentira del alma, en el centro de nuestra conciencia compleja. A la poesía de este poeta le podemos aplicar las palabras de Xavier Villaurrutia cuando dijo: La poesía de unos parece formarse en el abandono más puro, pero también, la de otros, y en mayor intensidad, en la atención más profunda. La vigilancia, el cuidado, la atención es el centro de la poesía de este poeta inglés.