Eran las cuatro y media de la mañana en la que el Navaja iba a morir.
A un policía se le encarga la muerte de un menor delincuente. Grandes miserias se encuentran detrás de esa orden, y nadie es inocente.
un sentido propio del género, como muestra Trampa para ángeles de barro de Renzo Rossello, donde un policía marginal con un pasado oscuro como agente de inteligencia, y un delincuente se mueven en una trama manejada donde se enlazan la corrupción, la pequeña delincuencia y un par de personajes memorables. (Osvaldo Aguirre, Revista Ñ, Clarín)