En esta desoladora novela de Ezio Neyra el tsunami es literal y metafórico. 'La mayoría de casas está por los suelos. Las que no lo están, al menos conservan sus fachadas', dice el narrador, Leandro, al referirse a los restos de un tsunami, pero también podría estar refiriéndose a sí mismo, un hombre que ha sufrido una desilusión amorosa y que, con la intimidad en escombros, deambula mostrando apenas una fachada. Neyra cuenta con pericia todos los pasos de la relación sentimental entre Leandro y Julia, el arco que va desde la epifanía del enamoramiento hasta el dolor del fracaso e incluso la negación o el intento de seguir por razones que van más allá del amor 'es como si todo durara siempre un poco más de lo que debería', y lo hace sin escatimar detalles, mostrando a la vez que esta historia tan común es también muy personal: todos alguna vez hemos pasado por esto, parece sugerir, pero todos también lo hemos vivido de manera muy diferente. Lo que consigue esta novela no es fácil: hacer que, en medio de lo 'descascarado' y 'descolorido', entre las ruinas dejadas por una bestia rabiosa (el mar, el amor), se asome la posibilidad de la reconstrucción.