Ambientada en la apacible ciudad de Cusco, en los años posteriores a la guerra interna que sacudiera al Perú por dos décadas (1980-2000), la novela La voluntad del molle narra el modo en que una revelación brutal transforma por completo la vida personal y familiar de las hermanas Elisa y Elena, quienes por azar, mientras hurgan en las pertenencias de su madre recientemente fallecida, se enteran de un hecho que en adelante se volverá dolorosa verdad.
Es así como, en un primer momento, a través de cartas y fotografías resguardadas en un baúl, las hermanas descubren la relación amorosa que su madre sostuvo con un hombre una vez acusado de abuso y otra de ejercer militancia en Sendero Luminoso, en ambos casos sin pruebas suficientes. No pasará mucho más tiempo para que una segunda revelación tome cuerpo: un hijo, fruto de esa relación, se ha dado en adopción (abandono forzado). Su paradero resulta desconocido. Las hermanas ansiosas de conocer toda la verdad, esperando de ese modo reparar la memoria personal, recaban información entre el personal doméstico que por años ha servido a la familia, aflorando testimonios que despejarán los cinismos, inequidades y mentiras que recorren de par a par la estructura familiar cusqueña, fiel reflejo del funcionamiento general de la sociedad peruana.
En el prólogo que acompaña la reedición de La voluntad del molle, Fernando Iwasaki señala: Karina Pacheco empuña su bisturí literario para destripar sociológicamente a la familia tradicional cusqueña y así extraer sus cinismos [
] y vilezas a través de las familias paralelas, los hijos ilegítimos, los parientes marginados y los esclavos del servicio doméstico. En La voluntad del molle, concluye Iwasaki la violencia es el ovillo de las tramas y el racismo el hilo de las urdimbres.
