La concepción y las operaciones poéticas de este conjunto de textos revelan el espíritu de la autora: una impronta libertaria que se desplaza con la ductilidad de un travelling cinematográfico de la enajenación a la intimidad, de la crudeza a la afectividad. El movimiento de imágenes discurre
bajo el galope de un lenguaje desenfrenado e intenso, por momentos de vértigo, cuando no se detiene en los sutiles pliegues del candor. Sus variaciones geográficas no tienen fronteras. Las historias que narra la voz poética parecen provenir de diversas bocas calcinadas por la experiencia humana y que extienden los límites del privilegio de vivir. Por eso cada una de sus historias nos provoca un estremecimiento poco soportable, áspero y bello, pues sus personajes nos enfrentan a estados de suplicio, curiosidad o amor. No es casual que el libro lleve como subtítulo (19 poemas del desasosiego), que nos remite al Livro do Desassossego, ese inquietante diario aforístico escrito por Fernando Pessoa y que dejó, sin embargo, en manos de uno de sus heterónimos. Lisboa es una de las ciudades más inspiradas y amables, que ha desencadenado, como hace un siglo, diversas vidas en una sola y plena de divagaciones. Y ese libro ahora queda en nuestras manos.
Jorge Eslava