Nexus, concluye la trilogía que forma con Sexus y Plexus, al tiempo que ofrece los antecedentes de los Trópicos. Se centra sobre todo en la relación de su protagonista con Mona, su segunda esposa, y en las circunstancias y reflexiones que le conducen a comprender que sus raíces culturales están en Europa y, por tanto, sólo allí le será posible convertirse en el escritor que pretende ser, como relatan los Trópicos.
El sexo, vivido casi como una experiencia mística, la búsqueda de los recursos mínimos para sobrevivir en una sociedad como la neoyorkina sin renunciar a la creación literaria, y sobre todo la literatura misma son los ejes principales sobre los que pivota el relato del narrador-protagonista, que nos presenta además a una inolvidable galería de personajes de los que siempre sabe hallar el escorzo más humano, más auténtico e íntimo.
Tanto por el descarnado retrato del ambiente moral que ofrece como por la exploración en los comportamientos propios y ajenos, a menudo se ha destacado Nexus como la mejor de las novelas de Miller, cuya influencia sobre muchos de los escritores actuales es evidente: la mezcla de ensayo y novela, la construcción de un yo narrativo de fuerte raigambre autobiográfica, el interés en mostrar el submundo urbano y el tratamiento desprejuiciado de las relaciones sexuales son alguno de los rasgos que proceden directamente de Miller, cuya vigencia y modernidad resultan un poco sorprendentes. El excelente trabajo de minuciosa revisión de la traducción que llevó a cabo Carlos Manzano es un valor añadido a uno de los grandes clásicos contemporáneos.
