Partiendo de tres ángulos de interpretación: el poder como camino de autodestrucción de los sujetos, el fluir de la consciencia en un contexto de crisis y, por último, la necesidad de recuperar la memoria como ejercicio de reconstrucción del pasado, Marcos Colón desentraña las singulares tramas de las novelas de Ramón Hernández y logra mostrarnos, en su plenitud, lo que Georg Lukács definió como razón de la novela. Es decir, la novela surge a partir del momento en que la sociedad se problematiza, y nada más problemático que el tiempo histórico del que la novelística de Ramón Hernández intenta dar cuenta con sus atrabiliarios personajes y complejas situaciones. Una realidad que Hernández nos la muestra, nos dice Colón, transformada en belleza como opción existencial, donde el hombre enfrenta los avatares de su destino con las únicas fuerzas que le pueden ofrecer la razón y la paciencia (José Ángel Quintero Weir)
