Aníbal no creía en el amor, para él solo existían buenos momentos pasados con una mujer. Le gustaba conquistar a la más hermosa, por eso desde que vio a Cassandra sintió que debía ser suya para calmar sus deseos. Lo que no imaginó fue que caería rendido a sus encantos y al poder de sus caricias, a sentir que la necesitaba desesperadamente por lo que pensó era solo cuestión de piel. No sabía que su corazón ya había decidido por él y que Cassandra se convertiría en él amor de su vida. Y eso cambiaría todo.