Desde los romanos hasta hoy, todos los pueblos y generaciones de occidente formularon sus preguntas a los viejos textos griegos. Estas lecturas, sucesivas y a veces antitéticas, no se invalidan mutuamente, porque nacieron de la riqueza de los originales y del escorzo peculiar que les imprimen los ojos del lector, condiciona dos por la historia. Los autores de este libro interrogan desde el aquí y el ahora de un mundo transido de irracionalidad y de fuerza. Por eso sus demandas son políticas: qué pensaban los griegos del poder, de las instituciones que nos heredaron, de la distancia entre palabra y obra, de la dialéctica dominante-dominado. Con las herramientas de la lingüística contemporánea y con las de la retórica tradicional, intentan desmontar el discurso persuasivo de los personajes y descubrir, cuando es posible, como al trasluz, la voz del enunciador enmascarado -Esquilo, Sófocles, Eurípides, Heródoto o Tucídides- resonando en la voz de sus marionetas.