La poesía de Duffy no sólo le habla al lector "refinado". También puede comunicarse con el lector ocasional. Su lenguaje rico, sustancioso, juguetón, pleno de significaciones sonoras, nos entrega escenas esenciales de nuestro presente y, a la vez, de todos los tiempos. En el centro está el amor, pero el amor transita del abrazo pleno o del miedo a la pérdida del ser amado, a la comprensión honda y socarrona de las pasiones. Son emblemáticos sus poemas sobre el rey Midas, Sherezada, Circe o Caperucita Roja. En todas estas composiciones nos vuelve a contar la historia que todos conocemos, pero también nos cuenta la historia de ella misma y la historia de nosotros.