Antes de convertirse en un país reconocido por su gastronomía, el Perú ya había recibido visitas propias de un salón de la fama. En "Gauguin en la avenida Emancipación", Helio Ramos Peltroche nos narra las andanzas de personajes malditos, cada uno a su manera; una hazaña que no hubiera logrado sin su curiosidad innata y rigurosidad periodística.
Así, descubrimos que William Faulkner se rindió ante el pisco sour en el hotel Bolívar, Muhammad Ali demostró la contundencia de sus puños en el ring del estadio Nacional y una revista limeña publicó un capítulo inédito de Cien años de soledad. Pero es Flora Tristán quien acapara las miradas. Tanto su lucha por los derechos obreros, como sus cuestionamientos sobre el amor y la sexualidad la convierten en un ícono del bicentenario. Gracias a ella, además, es que Paul Gauguin, antes de ser pintor, pudo anonadarse con las tapadas limeñas en la avenida Emancipación.