JIMÉNEZ IZARRARAZ, MARÍA ANTONIETA
La arqueología guarda un alto potencial para la incidencia en el bienestar social: un potencial detonable con el conocimiento asimilado por la sociedad de lo que es el patrimonio arqueológico, así como con su uso responsable, respetuoso y afectivo. Si bien el papel de la arqueología como disciplina de utilidad pública es algo por demás reconocido y fomentado institucionalmente, hemos de reconocer que la activación de ese potencial es algo que supera por mucho la intuición o buena voluntad de los directores de proyectos o de las personas asociadas a ellos y que se interesan en emprender acciones de impacto social. Más bien, se sugiere que la vinculación social en arqueología requiere el uso de herramientas de alcances mesurables que puedan ser aplicadas de forma sistemática. En el marco de los proyectos de investigación arqueológica encontramos gran potencial para explorar la relación entre arqueología y sociedad. Por ello, este libro realiza una propuesta de vinculación entre la sociedad de Oconahua (Jalisco, México) y su patrimonio arqueológico durante la ejecución de un proyecto de investigación. Con apoyo de las herramientas de la Antropología analiza la relación existente entre la sociedad y su patrimonio, y la sociedad y el proyecto arqueológico; posteriormente retoma herramientas de la Arqueología Comunitaria y de la Interpretación del Patrimonio (o divulgación significativa) para proponer herramientas que permitan mejorar esta relación.