La filosofía latinoamericana se ha caracterizado siempre por la búsqueda de su origen en las huellas del pensamiento europeo; pero en el caso de México dichas huellas aparecen particularmente dolorosas. La realidad es que en el origen hay negociación no sólo lógica, sino sobre todo ético-política. Todo ello se expresa no ún icamente en la forma de conquista, de dominación de una cultura sobre otra, sino particularmente en cuanto que la colonización ha sido incapaz de captar la diferencia.