Testimonio de una mujer que, a los veintiocho años, fue diagnosticada seropositiva a raíz de un ataque sexual. Escribe su historia para crear conciencia sobre el autocuidado y desmentir a la sociedad que piensa que el SIDA sólo les da a las promiscuas y a los homosexuales. Narra sus primeras experiencias escolares y las agresiones sexuales de las que fue víctima años antes de su violación. El sufrimiento y la vergüenza la invadieron tras esas ofensas y no se atrevió a hablar con nadie de este asunto, además de temer encontrarse con su agresor. Su testimonio muestra la dificultad a la que se enfrentó para ser correctamente diagnosticada, la lucha para aceptar su enfermedad, seguir un tratamiento y aprender a vivir con él. Piensa que el VIH no es un castigo de Dios y que lo que mata es la discriminación y la ignorancia sobre el tema