Durante siglos, la costura y sus implementos fueron parte de una producción doméstica relegada a la llamada subcultura de la mujer. En la categoría de un oficio femenino y, por lo tanto, no remunerable giraba en los márgenes de los intercambios económicos y políticos de un espacio público donde los hombres, por su participación siempre activa, se atribuían el rol de sujetos de la Historia. Dentro de una línea artística que legitima los quehaceres femeninos, Eugenia Prado en "Advertencias de uso para una máquina de coser" moviliza la costura desde diferentes ángulos y perspectivas potenciándola como un signo de significados plurales y heterogéneos. La autora transgrede los límites patriarcales adscritos a la costura infundiéndole dimensiones trascendentales que hacen de tal oficio, fuente de reflexión social y artística.
Lucía Guerra, escritora y crítica literaria.
Con sus Advertencias de uso, Eugenia Prado Bassi nos entrega un artefacto singular, que va más allá de la simple narración. Se trata de un objeto insólito que contiene múltiples texturas, hechas de dibujos, recortes de periódicos, fotografías antiguas, colecciones de estados de ánimo y voces que susurran la identidad femenina. La cadena de palabras e imágenes no aspira a reproducir un patrón predeterminado, es un himno a la libertad de urdir con libertad. La autora deja fluir anárquicamente las tramas entre sus dedos, como puentes de seda capaces de iluminar territorios ajenos, y hasta inhóspitos. Sabe que no hay recetas fáciles, ni relatos sobre la emancipación femenina, siempre imaginada como espacio en tensión, donde el pasado se convierte en tesoro para el presente. Los cuerpos y figuras que pueblan el mundo de la costura revelan sus cicatrices y, al mismo tiempo, trazan una zona, colectiva y plural, de disidencia, de denuncia.