Los libros de César Aira tienden vínculos unas veces fuertes, otras más débiles con los relatos de infancia. Mi modelo son los cuentos de hadas, ha dicho en alguna entrevista (dada en el extranjero, por supuesto). En Cecil Taylor, Aira presenta una idea del arte, un tipo de poética, a partir de una biografía ilustrada de un músico (el jazzero Cecil Taylor) escrita a contrapelo de las biografías ilustradas de músicos célebres para niños. Aquellas tomaban al artista en cuestión poseído por un genio misterioso ya desde la niñez, lo mostraban como un santo que persevera ante persecuciones y martirios movido por la fe en un éxito ulterior:
Imposible no desconfiar de esos libros, sobre todo si han sido el alimento primordial de nuestras puerilidades pasadas y por venir. Antes estaba el éxito futuro, después estaban sus recompensas deliciosas, tanto más deliciosas por haber sido objeto de puntualísimas profecías.