El autor aprovecha el fallido debate que tuvo lugar entre John Searle y Jacques Derrida desde finales de los años setenta, en torno a la teoría de los actos de habla de John L. Austin. Este desencuentro no sólo es analizado minuciosamente sino que ofrece sendas visiones retrospectivas de las tradiciones de Searle y Derrida, al tiempo que aprovecha el episodio para retratar algunos momentos de la filosofía contemporánea y reflexionar sobre los grande problemas de la filosofía del lenguaje y de la mente: la palabra como instrumento de comunicación, la intencionalidad de la conciencia y la diferancia como aspecto constitutivo de todo texto.