De vuelta a los problemas que algunas vez plantearon Marx y Freud, pero desde una perspectiva desencantada y ácida, si bien todavía con brío combativo, la autora denuncia la nefasta influencia de la ética laboral en las relaciones de pareja, la transformación del amor en la forma más reciente del trabajo alienado, y defiende el adulterio como práctica subversiva frente al régimen amoroso en la era postindustrial.