Baudrillard nos lleva a través de sus reflexiones por el laberinto de la seducción como estrategia de las apariencias y como proceso reversible que acapara muchas esferas sociales.
Baudrillard plantea la pérdida total de cualquier principio referencial: estamos en la era de la simulación y la seducción es la única posibilidad de ir más allá de esta simulación. La seducción como la máxima expresión de lo femenino y la producción de lo masculino.