En 1770, tras la presentación de su Disertación sobre los principios de la distinción entre el mundo sensible y el inteligible, Kant se sumerge en los problemas que le conducirán a la publicación de la Crítica de la razón pura en 1781. Entre tanto no publica casi nada, lo cual justifica que se conozca ese periodo como su década silenciosa. Pero el silencio de Kant no es otro que el de quien está profundamente sumido en sus pensamientos, en sus investigaciones, intentando resolver un asunto cuya formulación todavía hoy nos inquieta: ¿en qué basamos la pretensión de nuestra mente, en especial de nuestras estructuras intelectuales, de poder referirse objetivamente a las cosas del mundo, y de poder hacerlo independientemente de la experiencia 0, en otras palabras, ¿en qué basamos nuestra pretensión de conocer científicamente el mundo o la naturaleza La insatisfacción de sus respuestas lo instará incluso a reescribir por completo pasajes de su Crítica.