La disimulación como modo de resistencia ante los poderosos obtiene toda su dimensión práctica en épocas de destrucción de la política por la tiraní o el imperio. Séneca, que sería condenado a muerte por Nerón, le advertía al joven Lucilio que "el hombre sabio se abstiene de provocar la ira de los poderosos, evita de este m odo el poder que ha de dañarle, cuidando ante todo de no parecer que lo evita".