En el reciente período, los partidos y los movimientos sociales han seguido estrategias de actuación diferentes que, en muchos ocasiones, aparecen como radicalmente confrontados. Como es de suponer, esta situación afecta la representación y la gobernabilidad del sistema político. Romeo Grompone analiza varias problemáticas derivadas de todo ello: la persistente influencia política y cultural del autoritarismo, las razones que explican las debilidades de la transición democrática, los movimientos de protesta con reducidos márgenes de negociación, los partidos y sus nuevos estilos de intermediación política y, finalmente, los rasgos definitivos de la gestión del último gobierno. La conclusión es clara: si no se produce una radical transformación en los estilos de hacer política, no existe expectativas de cambio en los años venideros.