Como prueba para ser miembro de las Lechuzas, David golpea con una piedra a un compañero de la escuela que suele molestarlo. Ese hecho es el detonador que lo lleva a revisar sus actitudes, antes y después de pertenecer a la pandilla, Nada de lo que hacía antes le gusta desde que se une a ella: sus amistades ni sus pláticas con Sofía. En la padilla todos son alguien, sin embargo no deja de ser difícil crecer, sentirse solo y tomar decisiones. Una intensa novela sobre la presión social que sufren los adolescentes y el conflicto entre sus convicciones y la necesidad de pertenencia.