"Un cadáver con las cuencas vacías y las manos seccionadas aparece en una playa desierta de la población de Portocristo. Todo indica que un ritual de ribetes satánicos ha tenido lugar sobre la enorme losa que los cazadores de cetáceos usaban en tiempos para descuartizar sus capturas.
Martina de Santo, la subinspectora de policía que han enviado desde la capital, tropieza casi de inmediato con una extrña hermandad integrada por jóvenes artistas que profesan en sus creaciones un morboso culto a la muerte. Portocristo, además, tiene un historial considerable de muertes poco naturales. Sólo unos meses atrás, el farero de la Isla del Ángel, donde se halla el cementerio municipal, apareció despeñado entre las rocas, al parecer por accidente. El caso fue archivado. Ahora, las autoridades locales se empeñan en atribuir el salvajeasesinato de la Piedra de la Ballena a las bandas de narcotraficantes que merodean por la accidentada costa de la zona.
Martina, con su estilo frío, tenaz, y una sofisticada profesionalidad que no suele granjearle demasiadas simpatías cuestiona esa línea de investigación. Y cuando un nuevo cadáver-atravesado por un arpón- se suma a la lista de víctimas, decide ir a reconocer por su propia cuenta los solitarios escenarios de ambos crímenes. "