Lo que el lector tiene en sus manos, como todo, tiene su historia. Y en este caso ésta comenzó el año 2002 cuando Santiago Amayo Cemin, mi hijo tablista, regresando de uno de sus viajes a surfear en las costas del Perú al entrar a nuestra casa de Sao Paulo, Brasil, dónde vivo hace casi 30 años, dijo: papá, en Huanchaco escuché que el origen del surf está en el Caballito de Totora: como historiador ¿qué sabes de eso?. Fue una sorpresa ya que yo no sabía nada: mi primera reacción fue decir que era una exageración. Pero me quedé pensando y recordando el gran impacto que me causó en mi niñez cuando yo, un serrano de Cajamarca, vi por primera vez los Caballitos de totora o TUP y sus extraordinarios jinetes deslizándose, como parte de sus tareas de pescar, suave y alegremente por las encrespadas olas del mar de Huanchaco; pasó algún tiempo hasta que apareció en mí una segunda reacción: investigar.
Esta segunda edición da testimonio de los años de investigación por demostrar que el origen de las tablas o surf está en la Costa Norte, para lo cual se ha profundizado en la revisión cronística, trabajo de campo etnográfico de laboratorio. El resultado es sorprendente, como el mar y sus olas.