Desde hace más de dos décadas, Ishmael Randall-Weeks viene desplegando un complejo laboratorio de formas. Convergen en su trabajo el ojo de constructor y una profunda destreza técnica en el hacer con las manos. Su obra es un constante entrar y salir de la arquitectura. No es accidental que el vocabulario principal del artista esté plagado de los elementos primarios de arquitectura racionalista, como columnas, vigas, bases de concreto o bloques de madera. Si bien el punto de partida es el lenguaje abstracto, sus obras están cargadas de realidad. Aunque muchos detalles presentes en sus esculturas funcionan como anclas a contextos sociales específicos, las formas geométricas terminan proponiendo una conversación que conecta múltiples espacios y tiempos históricos: de la arquitectura modernista de Bauhaus al arte y símbolos de las culturas precolombinas (el diseño inca, la Chakana o los textiles Wari), del constructivismo ruso a la producción de escultores peruanos como Emilio Rodríguez Larraín y Lika Mutal, cuyo trabajo en
piedra intersecta lo estético y lo ritual.