Una voz parca, rodeada de silencio, se despide. Se trata de la voz de un hombre moribundo, vencido por una larga enfermedad a la que ha decidido lanzarle la última estocada. Desposeído de su historia y de su identidad, emprende un viaje último en carretera. Al lado de un extraño médico, recorre un país igual de violento que su derrotero discursivo, más allá de la memoria, hacia un presente perpetuo. Nada me falta es una novela que nos invita no sólo a la lectura única sino a la relectura recurrente con un ánimo de permanencia. Su prosa, cargada de sentido, nos cautiva y seduce.