La fotografía es, en efecto, una manifestación de la distancia del observador que registra y que no olvida que registra (lo que no siempre es fàcil en las situaciones familiares, como el baile), pero supone tambien toda la proximidad de lo familiar, atento y sensible a los detalles imperceptibles que la familiaridad le permite y le ordena aprehender e interpretar en-el-campo (¿no se dice de alguien que se conduce bien, amistosamente, que es atento?), a todo aquello infinitamente pequeño de la pràctica que escapa frecuentemente al etnòlogo más atento.