Los versos de uno de los grandes poetas de la literatura peruana del siglo XX, Emilio Adolfo Westphalen, pasean por los meridianos de los lectores mexicanos: Simulacro de sortilegios (Conaculta, 2011) recoge buena parte de la obra poética del autor de Las ínsulas extrañas (1933), texto capital en las referencias de la vanguardia de Latinoamérica.
Asimismo, el Fondo de Cultura Económica prsenta El río y el mar. Correspondencia José María Arguedas/Emilio Adolfo Westphalen (19391969), compilación, transcripción y notas de Inés Westphalen Ortiz.
Dos manuales insertados dentro de los festejos de 2011 por el centenario del fundador de la revista Amaru. Esas cartas reflejan las devociones y respeto mutuo que se tenían estos dos grandes hombres de la literatura peruana. El libro de versos, una cabal y precisa muestra del ejercicio poético de mi padre, comenta para La Razón Inés Westphalen.
Estaciones poéticas en las que el surrealismo y el dadaísmo fincan sus pujas en libros capitales, de cabal influencia en las letras hispanas. Fragmentos de Las insolas extrañas, Abolición de la muerte, Balanza exacta, Belleza de una espada clavada en la lengua, Porciones de sueño para mitigar avernos, Falsos rituales y otras patrañas... Cantos como lo infinito, /Del amor y la vida, / Del amor y la muerte.
Ayer, en la presentación de los libros en el Centro Cultural Bella Época, se dieron cita cientos de admiradores de Westphalen. Estoy asombrada de la recepción que han tenido estos libros de mi padre en México. Veo como sus versos son valorados sobre todo por jóvenes, expresó la hija del poeta.