La biografía de David Foster Wallace del escritor más influyente de los últimos veinte años, prematuramente desaparecido en septiembre de 2008.
David Foster Wallace es a la literatura contemporánea lo que Kurt Cobain a la música o James Dean al cine. Murió tan joven que su prometedor talento y sus logros han cristalizado en una leyenda. Incluso tenía un símbolo icónico propio: la bandana. Para miles de jóvenes de su edad, se convirtió en alguien a quien había que leer, admirar, seguir. David Foster Wallace era el faro literario de su generación, un autor que no solo seducía a los lectores con su prosa sino que además los deslumbraba con la brillantez de su mente.
En la primera de David Foster Wallace, D.T. Max describe la atormentada, angustiosa y con frecuencia triunfante lucha de Wallace por imponerse como novelista mientras combatía la depresión y las adicciones para lograr su obra maestra,La broma infinita. Desde su prematura muerte en septiembre de 2008, a los cuarenta y seis años, Wallace se ha convertido en algo más que el escritor por antonomasia de su generación (como Scott Fitzgerald, Joseph Heller o Pynchon lo fueron de las suyas): ha pasado a ser un símbolo de sinceridad y franqueza en la era del cinismo. Al final, como demuestra Max, lo más interesante de Wallace no es solo lo que escribió, sino lo que nos enseñó sobre cómo vivir. Escrita con la colaboración de su familia y sus amigos y tras consultar su correspondencia inédita, manuscritos y grabaciones, el retrato de este escritor extraordinariamente dotado es tan fresco como un diario, tan íntimo como una carta de amor, tan doloroso como una despedida.