Todos los días desaparecen personas. Las cosas también desaparecen: guantes, móviles, carteras y maletas. Desde que su compañera de escuela desapareció cuando ambas tenían diez años, Sandy Shortt ha estado obsesionada con encontrar objetos y personas. Ahora, ya adulta, ha transformado su obsesión en un trabajo: ha montado una agencia dedicada a buscar personas desaparecidas.