En su último viaje a México, el poeta Adonis se hospeda en el Hotel La Casona, muelle de atraque desde el que sale para deambular
por las calles del DF y sentir la fuerza peculiar de la ciudad, sus sonidos, olores, colores... esa luz vibrante que se refleja en todos los
rincones de la casa-hotel, en los edificios que ve desde su habitación, en los generosos parques que sirven de antesala a los grandes
museos. Y es en esas salas donde Adonis siente cómo van desplegándose en él antiguas imágenes, en las que ve una respuesta a sus
intuiciones sobre los mayas, los nahuas, y demás habitantes de esta metrópoli que le sirve de espejo para repensar su propio mundo:
Siria, Maya, Arward...