Para el prestigioso escritor español Javier Cercas, La hora azul es una novela sabia y valiente, “admirablemente construida, que no concede un instante de tregua al lector y confirma el extraordinario talento narrativo de Alonso Cueto”.
La reconocida escritora colombiana Laura Restrepo dice que volver a leer La hora azul la ha maravillado —pese a tenerla muy presente en su memoria— incluso más que antaño. Asegura que con el tiempo crece el fulgor por esta “gran novela, que es una poderosa búsqueda emocional y espiritual, entreverada con tragedia nacional, misterio familiar, atisbo de un amor y desgrane de miserias y esperanzas”.
De esta forma, se celebra la edición conmemorativa de La hora azul, novela que se publicó hace veinte años y que ahora vuelve con el sello Alfaguara, para la editorial Penguin Random House.
Por esta obra Alonso Cueto (Lima, 1954) recibió el Premio Herralde, prestigioso galardón literario concedido por la Editorial Anagrama de España desde 1983.
La obra narra la historia de Adrián Ormache, un abogado limeño que parece tenerlo todo: prestigio profesional, una familia estable y una vida cómoda. Sin embargo, la muerte de su madre y una antigua confesión de su padre agonizante lo llevan a conocer una verdad perturbadora: durante el tiempo del terrorismo en Ayacucho, el pasado militar de su padre estuvo marcado por episodios oscuros, entre ellos la existencia de una joven llamada Miriam.
La búsqueda de esa mujer perdida se convierte en el centro de un relato que es, a la vez, búsqueda personal y viaje colectivo hacia las zonas más oscuras de la memoria nacional.
Cueto explora la culpa, la violencia y la necesidad de redención en un país marcado por el terror y la impunidad, lo que nos habla de la vigencia de la novela.
El autor explica que volvió al Perú en 1984, luego de vivir ocho años entre Europa y Estados Unidos. Aterrizó en un país que se acercaba al abismo por la corrupción del sistema político y la amenaza del terrorismo. “Vivíamos en un estado de guerra, lo que me parecía un contexto provocador para escribir una historia”, dice Cueto.
La hora azul se gestó de un relato que Alonso escuchó: una prisionera en Ayacucho había huido del fuerte donde un general le había perdonado la vida, pero a cambio la mantenía encerrada.
Este relato lo atrapó y así decidió renunciar a su trabajo y dedicarse a escribir la novela. “La base de la historia, por lo tanto, es real, aunque lo que la rodea esté poblado de personajes ficticios”, escribe Cueto.