Noticias

01 OCT

La expiación de Raskólnikov

por Diego Nieves
La expiación de Raskólnikov

 

En la introducción del libro Lectures on Literature, Vladimir Nabokov habla de la importancia esencial de la relectura de los clásicos.

 

Crimen y castigo, acaso la obra más importante de Fiódor Dostoievski es un innegable clásico, y puedo asegurar que, al menos a mí, su relectura me fue fundamental para comprender las obsesiones del autor.

 

Mucha gente, de alguna u otra forma sabe de qué va la gran novela del ruso.

 

Raskólnikov, un joven veinteañero que vive al borde de la indigencia decide matar a una vieja prestamista para hacerse con algo de dinero; además, el asesinato le permitirá salvar a su familia. Su hermana, Dunia, ha aceptado casarse con Piotr Petróvich Luzhin, un cuarentón avaro que se vale de su riqueza para manipular a la madre y hermana de Raskólnikov. Este matrimonio, si bien consensuado, es a todas luces un sacrificio por parte de Dunia para liberar de la miseria a su madre y hermano. Raskólnikov quien es un antiguo estudiante de Derecho en San Petersburgo podría beneficiarse de las conexiones de Luzhin, o al menos eso es lo que este cree que ha pasado por la cabeza de su hermana al ser capaz de aceptar casarse con un hombre que le dobla la edad.

 

El traductor Juan López-Morillas, en su nota preliminar al texto de la edición de Alianza Editorial, indica que el título original ruso de la novela sugiere “Transgresión y expiación”. La última palabra, como bien indica López-Morillas, hace referencia a “pecado” más que a un castigo. Y esto es especialmente cierto en dos sentidos. En primer lugar, un “castigo” como tal no existe a lo largo de las seis partes de la obra. Solamente durante el epílogo es que se nos informa de la condena del protagonista. Es más, la novela acaba sin que la condena concluya. Es mucho más preciso hablar de expiación, no porque tenga un corte espiritual, sino porque es un concepto que sí se desarrolla a lo largo de la novela.

Raskólnikov se enamora de una joven desgraciada que ha tenido que ejercer la prostitución para cuidar de sus hermanos y madrastra: Sonia Marmeládova. La conexión que desarrolla Dostoievski entre estos dos personajes no es gratis. Un asesino y una prostituta se enamoran y se apoyan mutuamente. El primero ayuda a la segunda ofreciendo sus únicos dineros para el funeral de Marmeládov, padre de Sonia. Más adelante, esta última también lo ayuda. A mi modo de ver, el apoyo de Sonia a Rodia (Raskólnikov) es mucho más trascendente y tiene que ver con la expiación, precisamente. Cuando este le confiesa que ha asesinado a la vieja usurera y a su hermana Lizaveta, Sonia le dice, entre muchas otras cosas de un diálogo extenso, lo siguiente: «¿Por qué…, por qué ha hecho eso? ¿Por qué se ha hecho usted eso?». Para Sonia, la carga detrás de un asesinato es mucho peor que el haber sido asesinado. Es peor cometer la injusticia que padecerla, como explica Sócrates en el Gorgias de Platón. Esta concepción tiene, además, una fuerte carga cristiana. Y, en efecto, Sonia es una mujer desgraciada que jamás ha perdido la fe en Dios.

 

Durante el proceso de investigación de un crimen tan misterioso y abrupto como el de este asesinato, Raskólnikov considera muchas veces la posibilidad de entregarse, pero es justamente Sofía —y más adelante Dunia, la hermana del protagonista— quien lo exhorta a confesar su culpa, al margen de los resultados de la investigación. Sabe que es la única manera de que Rodia pueda estar en paz consigo mismo.

 

Todo este proceso es, bajo mi punto de vista, una etapa fundamental de la expiación de Rodia. Y a pesar de que el propio Dostoievski explica en la segunda parte del epílogo de Crimen y castigo que la historia “de la iniciación (de Raskólnikov) en una nueva y hasta incógnita realidad” será motivo de otro relato, la expiación no hubiese existido nunca de no ser por la convicción de Sonia en convencerlo de confesar la culpa.

 

Los temas tratados en Crimen y castigo son innumerables, y si bien muchos críticos indican que la gran obra del ruso es Los hermanos Karamázov, esta novela no deja de ser un gran clásico y un escrito extraordinario.

 

Dostoievski escribió una serie de novelas extensas y fascinantes luego de su liberación de Siberia, donde pagó condena como preso político después de creer que sería condenado a muerte. En Momentos estelares de la humanidad, obra de Stefan Zweig, hay un capítulo dedicado a este evento.

 

Creo, a pesar de su extensión, que la mejor forma de introducirse a Dostoievski es leyendo Crimen y castigo. Es una obra envolvente y ágil, y estoy seguro de que con su relectura aprenderemos cada vez un poco más sobre una historia de semejante trascendencia.

 

Volver a noticias