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04 AGO

Tolstói y el adulterio

por Diego Nieves
Tolstói y el adulterio

Tolstói le ha dado una importancia evidente al adulterio. Esto no solo ocurre, como se podría suponer, en Ana Karenina. Podemos recordar a la primera esposa de Pierre Bezújov, la bella y elegante Helene, de Guerra y paz. El narrador de la novela nos muestra cómo la esposa del conde Pierre pareciera poseída por la fuerza de su belleza. Todos los actos de Helene pretenden girar en torno al poder que le otorga no solo su título de condesa, sino, más bien, el poder de su hermosura, convertido en vicio. Y a través de esto se vuelve una adúltera. En contraposición de Helene, tenemos al posible alter ego de Tolstói, Pierre, que es un hombre perdido en sí mismo y que aún no se acostumbra a la enorme fortuna que ha heredado. Él y su esposa son como el agua y el aceite. Algo similar ocurre con Ana Karenina y su marido Alekséi Alexandrovich Karenin: tienen caracteres disímiles.

 

 

Ahora bien, en La sonata a Kreutzer, título de una de las novelas más breves del conde Tolstói, el adulterio es parte fundamental de la obra también, aunque no necesariamente se ejecuta. La gran diferencia es que uno de los dos narradores, a saber, el marido engañado, no es un hombre del temple y la nobleza del conde Bezújov de Guerra y paz, tampoco es un hombre aburrido, funcionario de alto rango, como lo fuera el conde Karenin (el esposo de Ana Karenina). No, todo lo contrario, la víctima de este aparente engaño, de este adulterio, es un hombre abismalmente diferente. Pózdnyshev (protagonista de La sonata a Kreutzer) es un ruso que condena las relaciones sexuales. A través de las páginas de la obra desarrollará una tesis acerca de la abstinencia sexual, del poder de la música para cambiar el carácter de la gente, y del irremediable abismo en el que caen todos los jóvenes rusos que creen vivir las experiencias más naturales, unas que, no obstante, son, las que los llevarán a un pozo sin fondo. En esta época de etiquetas y paradigmas, quizá Pózdnyshev calzaría perfecto en el espectro del ultra conservadurismo.

 

La novela tiene una clave autobiográfica, pues Tolstói sintió celos de un famoso compositor de su época, quien trataba a su esposa Sofía, con quien, por lo demás, tuvo una relación sumamente complicada. Esta información abunda y está revelada tanto en los diarios del novelista como el de su esposa.

 

Esta obra breve tiene ligeras similitudes a La felicidad conyugal, otra novela breve que explica de forma concisa los pormenores de un matrimonio común de la época en un contexto específico: desde el plano carnal hasta el espiritual. Es más, haciendo un poco de memoria, en La felicidad conyugal también hay un pasaje adúltero.

 

En La sonata a Kreutzer, Pózdnyshev recorrerá los pasajes de su vida conyugal, desde los inicios hasta momentos esenciales de su relación: el enamoramiento, los hijos y la rutina.

 

Este tema en la literatura de Tolstói no tiene que absolutizarse. Por supuesto, las novelas del ruso son monumentales y uno pierde la cuenta de los temas que se abordan en Guerra y paz, Ana Karenina e incluso en obras menos extensa como las ya mencionadas o en sus cuentos. Pero es cierto que cada escritor tiene sus demonios, así como sus temas predilectos. Quizá por eso Dostoievski le ha regalado a la literatura universal obras llenas de personajes miserables; quizá por eso Turguénev nos ha partido el corazón con idilios tan profundos que terminan en rupturas desgarradoras.

 

Solo queda disfrutar de estas lecturas que tanta vida le dan a nuestros días. Al menos, eso nos queda a nosotros, sus lectores empedernidos.

 

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