En Ciudad de los Reyes, Juan Acevedo levanta un espejo donde Lima, el Perú y Latinoamérica entera se miran sin consuelo. En sus viñetas conviven la ironía y la ternura, el desencanto y la esperanza, mientras una ciudad desigual se revela en toda su contradicción. Señoras y señores, obreros, patrones, civiles, militares, migrantes y burócratas cruzan sus voces en escenas que ojalá fuesen del pasado, pero resuenan con igual fuerza en el presente. Más de cuarenta años después, el pulso excepcional de Acevedo no solo retrata una época, sino el nervio de una sociedad que todavía busca reconocerse.