El deporte encierra muchas más historias que las del terreno de juego, el balón o la canasta. Porque el deporte no es, nunca ha sido, simplemente «minuto y resultado». Palanca de cambios sociales, espacio para reivindicaciones políticas, espejo inclusivo (o exclusivo), aparato propagandístico, herramienta cultural, el mayor generador de mitos que tenemos en las sociedades modernas (y también en las pretéritas). Los deportistas son nuestros héroes, son Aquiles y Patroclo en el siglo xxi. Son estampas donde contemplar una sociedad, un tiempo.
Príncipes y esclavos busca centrarse en lo que hay más allá de las competiciones, los cromos y el palmarés. Las mujeres que rompieron barreras, la lucha racial vehiculada en el baloncesto o el atletismo, la identificación entre colores e ideología, una historia que va desde los austeros espartanos hasta la exuberancia capitalista actual. También, sí, los golfos, los tramposos y el humor. Desde Olimpia hasta los E-Games, desde el Cid hasta Michael Jordan.
Solo con lo evidente ya sería bello el deporte.
Nosotros iremos más allá.