En plena deriva autoritaria, el ensayo Ciudadanía alerta sostiene que la desinformación promovida desde el poder no puede ser contrarrestada solamente por la prensa independiente y el fact-checking. Las personas y los colectivos deben asumir responsabilidad al consumir información para desactivar el contenido tóxico. La autora sugiere rutas para llegar a los temas dejados de lado por los medios que privilegian una agenda noticiosa inmediatista, confrontacional o desinformadora, propia de una cultura del miedo. Asimismo, debate la utilidad del periodismo ante la velocidad de los medios sociales, la abundante información ruidosa y los ataques a la verdad y a los derechos.